Dos amigos se encuentran en un bar. Uno le pregunta, ante la llegada de la camarera:
― ¿Que te parece una picada con cerveza?
― No, me duele terriblemente el estómago.
― ¿Querés probar con alguna de éstas? Son ideales. –El hombre extrae de su campera dos tubos de grageas de distinto color.
― Sabés que no me gusta automedicarme, rezonga el enfermo.
― Pero no te automedicas, te las estoy dando yo. –el tipo hace un gesto suficiente.
― ¡Qué! ¿Sos médico acaso?
― Ya sabés que no.
― ¿Enfermero?
― No, pero me las recomendó mi primo.
― Tu primo, ¿es médico? –pregunta desconfiado el enfermo.
― No, electricista –sostiene el amigo con voz neutra.
― No insistas, no voy a tomar nada. Ya se me pasó…
― ¿Viste que de verdad funcionan? Ja, ja.
― ¡Sos un pelotudo!
― Mozo, una picada para dos y una cerveza de litro.